Libro de la Bailía de Cantavieja (1428-1470)

Este libro es la joya de la corona del Archivo Municipal de La Cuba. Recientemente el profesor de Historia Medieval de la Universidad de Zaragoza D. Germán Navarro Espinach y Dª Concepción Villanueva Morte han llevado a cabo un trabajo meticuloso y muy bien ejecutado sobre este libro de legajos de la Bailía de Cantavieja.
La Bailía de Cantavieja surgió como una encomienda templaria en la frontera con el reino de Valencia allá por los siglos XII-XIV, y con la disolución del Temple fue traspasada al señorío de la orden del Hospital de San Juan de Jerusalén en el cual se mantuvo hasta el siglo XIX. Los siete pueblos que la componen desde la Edad Media son Cantavieja, Mirambel, Tronchón, Villarluengo, La Iglesuela, La Cañada y La Cuba.
El Libro-Fogaje de la Bailía de Cantavieja (1428-1470), perteneciente al Archivo Municipal de La Cuba (Teruel). En él se recogen todas las reuniones celebradas por los representantes de sus siete pueblos para repartir entre ellos los gastos y las cuentas comunes que generaba su relación con el señorío del Hospital, con la monarquía o con cualquier otra institución ajena a su mancomunidad. Incluye documentación de contenido muy diverso relativa a la administración de las arcas de la bailía: cédulas de gastos, compartimiento de impuestos, establecimientos, pleitos, demandas pecuniarias del rey, problemas internos, convocatoria de hueste, etc. Este libro, pues, comprende cuarenta años de historia de la bailía desde el 12 de marzo de 1428 hasta el 15 de diciembre de 1470, aunque con un vacío de datos para los años 1465-1470. Consta de 282 folios en papel (190 x 240 mm.), distribuidos en doce cuadernillos, con foliación actual. La encuadernación original es de tipo mudéjar, realizada en piel con incisiones en forma de estrella. En el interior las tapas están recubiertas, la de la portada con papel escrito con la misma letra que el resto del libro, pero prácticamente ilegible. La tapa de cierre está recubierta por un folio de pergamino, escrito en latín en letra gótica. El estado de conservación en general es bueno. La escritura en tinta negra están hecha con letra humanística y varios manos según los diversos notarios y escribanos encargados de registrar los acuerdos de las reuniones, cuyo nombre no suele figurar.
Cada acta comienza siempre con la fecha y lugar de reunión, una relación nominal de todos los asistentes, agrupados según su lugar de procedencia, haciendo constar las localidades cuyos delegados están ausentes. Los pueblos vienen representados por dos jurados, o un jurado y un jurista o notario, aunque a veces simplemente por prohombres o mensajeros autorizados. El lugar que hacía de anfitríon de la reunión solía incluir una delegación más numerosa.
El libro era entregado al finalizar la asamblea a un jurado o representante del lugar en el que se había acordado celebrar las siguientes cuentas, al cual se le confiaba la custodia del mismo hasta entonces.
Cada año había una convocatoria para tratar la administración económica de la bailía. El mes elegido para celebrar dicha reunión era habitualmente septiembre. El día no es fijo, parece evidente que la fecha emblemática para comenzar el año económico de la bailía era el 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.
Se podían celebrar todas las asambleas que fueran necesarias, siempre que la importancia del asunto a tratar lo requiriera. Es el caso del año 1430 en que se efectúan hasta once reuniones o de 1447 con cinco. Podían celebrarse no sólo en cualquiera de los lugares de la Bailía, sino incluso fuera de ella, puesto que no había instituido un punto fijo.