La Nevera de La Cuba se encuentra en la parte baja del pueblo, en la calle que lleva su mismo nombre.

Es de forma circular y cuenta con más de 5 metros de altura y más de 3 de diámetro.

Las neveras se utilizaban para almacenar, conservar la nieve y transformarla en hielo, consistía en aprovechas las nevadas y acumular estas nieves en habitáculos convenientemente preparados.
Estos habitáculos consistían en edificios de piedra subterráneos mayormente, resguardados del sol, de forma circular o cuadrangular, de unos 2 á 18 metros de diámetro, y alturas de 3 a 30 m.; cubiertos por una bóveda acampanada, generalmente de piedra o ladrillo cerámico macizo (teja árabe). Orientadas mayormente al norte, suelen estar en pequeñas cuencas que forman las laderas de montes.
Las cavidades o pozos eran rellenados en capas de nieve, pisadas y apelmazadas, para que no se licuara, separadas como aislante por elementos vegetales como paja, ramas o cañas, tanto en los laterales, para aislar de las piedras, como en capas superpuestas, en toda su altura. En la parte baja del pozo, se disponía de canales para la eliminación del agua del deshielo, o bien construyendo entarimados de madera para aislante y desagüe, que por un conducto iba al exterior, o bien sobre capas permeables que absorbían dichas aguas de deshielo.
La entrada a las neveras consistía en pequeñas puertas dispuestas a ras del suelo.

El principal uso de las Neveras era la conservación de alimentos y el úso terapéutico: el frío se utilizó como agente terapéutico en anestesias locales por su efecto insensibilizador; en detención de hemorragias; y en el tratamiento de fiebres.